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Proletarios de todos los países, uníos!
La ejecución de Osama Bin Laden ha sido presentada poco menos que como una hazaña, cuando fue capturado desarmado y carente de cualquier cordón de seguridad y de defensa. Ha sido descrita como actos militares y de guerra contra el terrorismo y una expresión de la supremacía de los Estados Unidos cuando se trata de “proteger al género humano” (léase: salvaguardar los intereses del imperialismo norteamericano en el mundo). En realidad, ningún terrorista ha derrotado en la historia a ningún Estado: han sido los pueblos ---por supuesto---los que han tomado en sus manos la transformación de la historia y de la sociedad. Es precisamente esta constatación la que permite asegurar que los norteamericanos han cumplimentado un acto virtual, porque la dinámica de la historia en el mundo árabe nunca ha sido nunca el terrorismo y ahora menos que nunca, cuando el mundo árabe se encuentra sacudido por levantamientos y rebeliones en cadena que involucran a centenares de millones de personas. Obama se jacta de haber derrotado a un enemigo que ha sido creado y fabricado por ellos mismos para su guerra contra los soviéticos en Afganistán, en el mismo momento en que se potencia como nunca el verdadero enemigo del imperialismo: los explotados y oprimidos árabes. La muerte de Osama ---aliado del imperialismo, principalmente norteamericano---, a manos de estos, no tiene estatura, no tiene moral, no tiene jerarquía ni tiene autoridad siquiera de un premio consuelo, que estos mismos se quieren dar, pretendiendo simplemente que este hecho suba exponencialmente unos puntos (con miras a las próximas elecciones presidenciales) a la desmirriada, menoscabada y deteriorada imagen de Barak Obama y su administración desde la Casa Blanca.
Un legislador norteamericano resumió la situación: ahora que matamos a Osama, dijo, cantemos victoria y retirémonos de Afganistán. En efecto, varios analistas interpretan que el traslado del comandante yanqui en ese país, David Petraeus, a la dirección de la CIA es un paso hacia ese retiro. Al final, Bin Laden no fue pescado en el territorio enemigo de los talibanes, sino en el aliado de Pakistán, donde Osama se encontraba escondido desde 2005. Karzai, el presidente de Afganistán, se lo había advertido hace tiempo al director de Newsweek, F. Zacaria, según éste "al oído". Hace tiempo que todo el mundo sabe que los yanquis peleaban en el país equivocado por la imposibilidad de hacerlo allí donde se cocina el terrorismo, desde que ellos mismos armaron a los Osama para la guerra contra los soviéticos en Afganistán. Estados Unidos no ha invadido nunca ningún lugar por consideraciones relativas al terrorismo, sino para apropiarse de sus riquezas y, en el caso afgano, para dominar a las naciones musulmanas de la ex URSS.
Según los medios, los norteamericanos llegaron a Osama a fuerza de ‘interrogatorios‘ del tipo de los que usaban Videla-Galtieri en Argentina. Estados Unidos se ha convertido en un Estado de torturas sin la necesidad de una dictadura militar y se ha erigido en un Estado terrorista internacional ---con sus invasiones, matanzas, bombardeos, genocidios y sus “daños colaterales” en los que cae la población civil inocente--- que considera el mundo como su patio trasero, con el “derecho autoconcedido” de pisotear cualesquier país que se le oponga y de incursionar (mejor invadir) cualesquier rincón del planeta. Guantámano es el vaciadero de basura de la fementida “democracia del mundo libre” y del “estado de derecho” de los Estados Unidos de Norteamérica. La Corte Suprema de Estados Unidos ha declarado a este sistema ---que viola el derecho a la defensa en juicio y establece la supremacía del código militar sobre el civil--- conforme a derecho en tanto cuente con el voto del Congreso. Esta sentencia judicial es sencillamente maravillosa: hasta ahora, el liberalismo aceptaba a la democracia dentro de los límites de la garantías personales (el derecho de propiedad). Ahora, se resigna a dejar en pie solamente aquellas garantías que cuenten con el aval del poder legislativo. Obama había prometido superar esta ‘anomalía‘, pero sólo la ha profundizado. La devaluación política del estado de derecho corre paralela a la devaluación del dólar ---ambas son la expresión de la declinación ---en una trascendencia de debacle y decadencia imparable del capitalismo mundial y del imperialismo principalmente norteamericano.
Las tropas especiales de los Estados Unidos han echado el cadáver de Osama Bin Laden al mar, porque no pueden hacer lo mismo con las revueltas y la rebelión árabe ---que se encargará de echar al mar o al tacho de basura al imperialismo y sus aliados en cada país.
Mayo de 2011
PARTIDO COMUNISTA SOL ROJO DE BOLIVIA
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